lunes, 7 de diciembre de 2009

Maestros de Dallas impulsan proyectos para popularizar enseñanza de ciencias

José Luis Castillo Castro Dallas (Texas), 7 dic (EFE)- Un grupo de maestros de Dallas organiza proyectos para que sus alumnos se interesen por cursos poco populares como ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas (también llamados cursos STEM en inglés).
Los profesores pertenecen a la secundaria Emmet J. Conrad, uno de los 40 centros educativos politécnicos en Texas y que fue creado en 2007.



Desde entonces dicha escuela ha sido considerada como una de las más importantes en su género por la Agencia de Educación de Texas (TEA, en inglés), institución que rige el sistema de primaria y secundaria en el estado.

La secundaria Conrad, que pertenece al Distrito Escolar Independiente de Dallas (DISD), tiene unos 300 estudiantes de los cuales el 65 por ciento de ellos es de origen latino y el 37 afroamericano y la gran mayoría de bajos recursos económicos.

Según Deborah Floyd, coordinadora de proyectos STEM con el DISD, aproximadamente un 8 por ciento de los estudiantes de último año de secundaria optan por seguir carreras relacionadas a las ciencias y las matemáticas.

"Y no es suficiente. La idea es incrementar ese número en los próximos años para que el estado y el país tenga más científicos, ingenieros y profesionales de la ciencia y para ello debemos despertar esa curiosidad en los jóvenes escolares", señaló Floyd en entrevista con Efe.

Michael Gragert, maestro en la secundaria Conrad, está de acuerdo con Floyd, pero asevera que es difícil que los jóvenes, especialmente los alumnos latinos, se interesen en las ciencias o en las matemáticas.

"Es un reto difícil, primordialmente porque sus familiares creen que alcanzar un título en ese rubro es casi imposible", aseguró Gragert.

"Yo hablo con padres de familia y muchos tienen una idea ya establecida y entienden que las ciencias y los experimentos científicos son inalcanzables, que sólo se ven en las películas de ciencia ficción", agregó.

Para este educador, la base para atraer a los estudiantes latinos y en general a que piensen en los cursos de ciencias como una vocación está en dejar que la práctica sobrepase a la teoría a través de trabajos de campo.

Aunque Gragert enseña inglés en la escuela Conrad, fue él a quien se le ocurrió que los estudiantes realizaran un experimento científico con la ayuda de la facultad de ciencias de la Universidad Texas A&M en Commerce, a unas 70 millas al sureste de Dallas.

El experimento está basado en un ejercicio llevado a cabo por estudiantes de la facultad de artes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés) con la finalidad de estudiar la curvatura de la tierra.

Se trata de una caja aislante donde se conservan los alimentos y en cuyo interior se colocan una cámara fotográfica digital que toma imágenes cada 12 segundos. Además, la caja lleva un teléfono móvil con un localizador satelital (GPS) y una hoja de papel con instrucciones en caso de que alguien la encuentre.

La caja se eleva hacia el espacio gracias a una bolsa de plástico y a un globo especial inflado con helio. Al llevar a cierta altura, el globo revienta para caer a tierra, cerca del lugar donde fue lanzado.

Para estudiantes como Andrea Pinzón, de 16 años y natural de México, el experimento es en realidad una nueva experiencia y cree que gracias a estos ejercicios su futuro como profesional está definitivamente en las ciencias.

"Mi intención es estudiar ingeniería y mi meta es trabajar en ese campo ya sea aquí en Estados Unidos o en México", aseveró Pinzón.

Como ella, Nayel García, de 15 años y también mexicana, quiere ser la primera en su familia en graduarse y conseguir una carrera universitaria.

"En el mundo en que estamos, la tecnología avanza con rapidez, te hace la vida más fácil. Los latinos debemos aprovechar las circunstancias y los recursos que tenemos a la mano para sobresalir en el campo de las ciencias", acotó García.

Ambos, Pinzón y García, viajaron recientemente a Commerce con otros 40 estudiantes de la secundaria Conrad. De allí tuvieron que desplazarse al poblado de Merit (Texas) porque el viento en esa localidad era más favorable para el lanzamiento.

Pero cuando estaban a punto de lanzar los cuatro globos que ya habían preparado con ahínco, se les presentó un inconveniente técnico.

La Administración Federal de Aviación les prohibió a último momento que lo hagan porque en la zona habían muchos vuelos comerciales y corrían peligro de que uno de los globos impactara o dañara una de sus turbinas.

A Carla Quinteros, de 15 años y natural de El Salvador, la noticia de la cancelación del proyecto no le cayó nada bien, pero aprendió que todos los experimentos pueden tener esta clase de desavenencias.

"Hasta la NASA pospone los vuelo al espacio por cuestiones técnicas o de tiempo. No hay otra, habrá que esperar a la siguiente oportunidad", remarcó Quinteros.EFE jlc/ma (con fotografía)

Terra/EFE